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Acogida digna... Y ¡Olé!

Puede que hayáis leído en posts previos lo de “Plaza de Toros”. Seguramente hayáis pensado, ¿Plaza de Toros? Efectivamente, no es ninguna forma de hablar. Se decidió habilitar a este espacio para dar acogida a las personas que no tenían dónde pasar el confinamiento decretado en marzo del pasado año, tras tener que trasladar el dispositivo anterior que se montó en el Pabellón Polideportivo Lázaro Fernández por quejas vecinales (“se va a convertir en un CETI 2.0”).



Como sabéis, la frontera con Marruecos se cerró como quien dice de un día para otro el 13 de marzo y muchas personas transfronterizas quedaron varadas en la Ciudad Autónoma. Bien es cierto que en mayo y en septiembre se abrió la frontera para que, aquellas personas con nacionalidad marroquí que lo desearan, pudieran volver. Para otras tantas, sin embargo, no entra en sus planes volver a Marruecos: para éstas, Melilla es un paso más en su trayecto migratorio cuyo objetivo es la Península o incluso Francia, Inglaterra o Alemania.


Plaza de Toros se divide en dos partes a las que se accede incluso por diferentes puertas. Por un lado, aquella donde están las personas solicitantes de asilo, que vendría a funcionar como una extensión del CETI (Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes). Organizaciones especializadas en tema de asilo como ACNUR y CEAR tendrían acceso a este módulo. Por otro lado, está el lado de los “marroquís”, que es como se suele hacer referencia a esta parte donde se encuentra una amalgama de gente de diferentes perfiles y recorridos. Dentro de ésta hay un módulo para chicas y otro para chicos*. Es difícil saber cuántas personas hay en total, pero podríamos estimar que habría espacio para unas 400 personas.


Hoy os vamos a contar cómo se percibe el día a día para K., un chico marroquí extutelado que, tras cumplir los 18 años, tuvo que abandonar el Centro de Menores de Purísima donde pasó 1 año para ser trasladado a Plaza de Toros. Conviene recordar que, antes del surgimiento del Covid y todas sus consecuencias, este tipo de perfil (extutelado) no cuenta con ningún tipo de recursos públicos de apoyo al cumplir la mayoría de edad. Es decir, que si tienes familia o red de amigas podrías encontrar un lugar donde habitar pero, si por el contrario no era así, estarían abocados a estar en situación de calle. Es, de hecho, lo que ocurría muy a menudo en Melilla. Y lo que hace que la alternativa a esta nueva instalación sea inexistente hasta la fecha, al menos hasta donde podemos saber.


K. se levanta temprano, antes de la hora del desayuno que se sirve de 9 a 10 y que consta de un vaso de leche fría y dos galletas. Si puede sale a hacer deporte por la mañana, le gusta ir a correr, aunque K. también dedica su tiempo a leer, estudiar Historia por su cuenta, escuchar música. La comida se sirve de 13:30 a 14:00 en el mismo sitio que el desayuno, con las mismas vallas para controlar las filas y el mismo procedimiento. Suele haber personal de seguridad privada supervisando estos repartos que piden el número que les dan al registrarse. Se entregan dos platos de comida y pan y 1 litro y medio de agua cada dos días para una persona (recuerdo que el agua del grifo en Melilla no es potable). No os imaginéis un comedor con sillas y mesas; comen en el suelo o donde pueden. La cena es a las 20h y “todo día bocadillo mortadela ná má” y dos frutas. A veces dan tapas que puede ser ensalada o arroz; K cree que es la comida que sobra del CETI.



Para explicar dónde duermen, lo mejor será ver las fotos tomadas desde dentro. Al llegar, se les da una manta y según muchos chicos, pasan frío. Otra cosa a destacar es que así como Cruz Roja, que es la organización responsable de sanidad e higiene del centro, nos dijo que les daban un kit de higiene con cepillo de dientes, jabón y toalla, a K. nunca le llegó dicho pack. Sólo una manta el día que llegó y nada más en los dos meses que lleva allí. En cuanto a las duchas, no se utilizan las de los baños sino que están montadas fuera. Según nos cuenta K., son 12 duchas disponibles de 10 de la mañana a 1 del mediodía y el agua, asegura, sale fría.



Cuando preguntamos a K. si hay algo que quiera decir sobre Plaza de Toros, nos cuenta un incidente que tuvo lugar el 9 de enero sobre las 12h, el último día de la cuarentena que se había decretado en Plaza de Toros en diciembre. Muchas de las personas residentes querían salir ya que, supuestamente, había terminado su confinamiento. Al no permitirles la salida la seguridad privada de Eulen e, imaginamos que viéndose sobrepasados, llamó a la Policía Nacional para ayudarles a contener a la gente. Llegó primero un furgón y luego un segundo vehículo que, según K., fue del que se bajaron los policías que lanzaron pelotas de goma, llegando a herir a un chico en la cabeza, y golpeando con porras. K. asegura que un chico argelino tiene el brazo roto como consecuencia de esta agresión. Cuán difícil es de entender que nada más después de que se fuera la Policía Nacional, abrieron Plaza de Toros.


Si bien, como decimos, la alternativa de momento es la calle, creemos que la dignidad de las personas que están actualmente en Plaza de Toros no se respeta y no solo por este tipo de actos en el que el uso de la fuerza por parte de las fuerzas de seguridad del Estado es abusivo, sino por otras varias cuestiones sobre las que seguiremos ahondando para poder contaros con más detalle. La imposibilidad de acceder como persona ajena a Plaza de Toros es ya una seña de la falta de transparencia por parte de las instituciones; los testimonios que nos llegan desde dentro, dan cuenta del trato que reciben: arbitrario, sesgado por rasgos étnicos y reflejo de un sistema que dota de poder a un guarda de seguridad privada (servicio externalizado desde las instituciones públicas) con DNI español frente a una persona sin ese mismo privilegio. Incluso la dificultad o imposibilidad de muchas personas en situación de calle de acceder al recinto, nos lleva a cuestionar cuáles son los criterios para acceder a un servicio supuestamente público puesto al servicio de las personas.


Para terminar, mencionar simplemente que según Wikipedia, la Plaza de Toros de Melilla era el único ruedo en activo de todo el continente africano, donde apenas hay 9 plazas de toros. Ya ni esta: algo bueno tenía que traer el Coronavirus.




Notas:


* La separación atendiendo a enfoques binarios se traslada en este post como reflejo de esa realidad, no necesariamente coincidiendo con la sensibilidad propia de Solidary Wheels o No Name Kitchen.




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