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EL PICOR DEL DESAMPARO

“Me llamo Rachid y tengo 19 años. Recuerdo esa noche - antes de despertar aquella mañana-, soñaba que estaba de nuevo en mi casa de Marruecos. Estábamos en el salón toda la familia. Las risas y el olor del té estaban por toda la casa. Charlabamos tan tranquilamente cuando de repente me desperté. Volví de nuevo a la realidad, estaba en mi chabola. Todavía podía sentir el recuerdo de ese olor a té dentro del sueño ,y al ver que no estaba de nuevo con mi familia y que no podía volver, regresó esa presión en el pecho que me acompañaba cada día desde que llegué a este infierno llamado Melilla.


Justo a mi lado se encontraba mi amigo. Construimos nuestra chabola y vivíamos juntos. Estaba sentado con la mirada perdida y rascándose entre los dedos de las manos. Tenía toda esa zona llena de heridas y se rascaba como si quisiera arrancarse la piel. Con el tiempo, yo también empecé a sentir un picor intenso- sobre todo en las noches- en mis manos y me rascaba hasta sangrar.


No recuerdo exactamente cuándo y cómo, pero de repente ese picor intenso se esparció por todo mi cuerpo. Me rascaba entre las piernas, brazos, axilas y hasta en mis partes íntimas. Me dolía y escocia tanto que estaba lleno de heridas que sangraban al rascarme. Un día fui al hospital llevado por la desesperación, ya que seguía ese horrible y agudo picor por todo el cuerpo, además me sentía muy débil y tenía un fuerte dolor de cabeza.


La médica que me atendió, me dijo que tenía Sarna y para curarme tenía que ducharme antes y después de aplicarme una crema especial para ello. También debía lavar mi ropa y sábanas todos los días. Mientras me decía todo aquello, pensé en cómo hacerlo si vivía en la calle, no tenía una ducha, ni podía lavar mi ropa, además solo vestía lo que llevaba puesto. Finalmente, me dio una inyección que me hizo desaparecer el dolor de cabeza y me dio la receta para dicha crema pero de poco me servía, ya que solo tenía un euro en el bolsillo qué medio ayer una señora por limpiarle el coche.


Cada semana que pasa, siento un picor cada vez más fuerte y cada vez aparecen más y más heridas. Algunas veces, solo algunas veces, para no sentir el dolor, intento recordar ese olor a té que me devuelve por un momento a mi hogar y a su vez, el recuerdo de aquellas personas queridas que lo forman.“



Esta historia es ficticia pero está inspirada gracias a la experiencias que nos explican los propios chicos en esa situación.


Desde Solidary Wheels queremos hacer denuncia de las malas condiciones en las que viven las personas migrantes en Melilla al estar en situación de calle y debido a la insalubridad en la que se encuentran, hay un aumento de personas con Sarna y su estado puede empeorar.


Sanidad pública es la que debería tomar responsabilidades ante dicho problema, ya que según el artículo 19 de la directiva 2013/33 de la Unión Europea, expresa que los estados miembros deben velar por la atención sanitaria y proporcionar los cuidados y tratamiento necesarios para solicitantes de protección internacional que padezcan alguna enfermedad, como la sarna en este caso, la cual nadie está recibiendo. Además, dicha ley, no se aplica al resto de migrantes indocumentados, por lo que están completamente desamparados y olvidados.




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