Hoy, 10 de octubre, con motivo del día Mundial de la Salud Mental reflexionamos sobre cómo se ve reflejada la misma en personas que tras haber emprendido un viaje migratorio se encuentran actualmente en situación de calle.
No sé si alguna vez te has parado a pensar qué supondría para ti que, de un día para otro, tuvieras que dejar atrás tu casa, tus seres queridos, todas tus cosas…Tener que emprender un viaje migratorio sin garantías de éxito y con una incertidumbre abismal.
Cierto es que, por lo general, antes de emprender un viaje migratorio tienen en mente llegar a un lugar idílico, donde encontrar cantidad de nuevas oportunidades laborales, sociales… y nada más lejos de la realidad, eso es todo un supuesto que, muchas de las personas que deciden dejar sus orígenes atrás, se forman antes de emprender el viaje.
Por supuesto, todo esto conlleva consigo cantidad de graves problemas ligados a la salud mental, desde vivir situaciones traumáticas, sentimientos de frustración, rabia, soledad, entre otros. En definitiva, pueden aparecer trastornos mentales derivados de experiencias vitales precedidas por factores estresantes, como puede ser el tener que abandonar tu hogar.
¿Te has parado a pensar alguna vez en tener que abandonar tu hogar o tu gente? ¿Cómo te sentirías? Además, imagínate llegar a este supuesto lugar idílico que te habías formado en tu cabeza y que, de repente, te encuentres en situación de calle, es decir, (sobre)viviendo en la calle…
“La calle mata” y antes de seguir con esta reflexión nos gustaría recordar que NADIE MERECE SER NADIE. Cuando te encuentras en situación de calle cantidad de procesos estigmatizadores, como son los delitos de odio, los prejuicios, etc. te señalan a diario. Existe una estrecha relación entre salud mental y sinhogarismo. El aislamiento social que supone estar en situación de calle o, mejor dicho, la invisibilidad que gran parte de la sociedad promueve sobre las personas que están pasando por este momento vital no deja de ser un factor agravante para la salud de estas personas. Como también lo es el sentimiento de soledad. La calle desgasta tanto física como mentalmente y el estar fuera del sistema regularizador de nuestra sociedad, lo agrava todavía más.
Por eso hoy, nos gustaría darles voz a quienes la sociedad y el sistema deja en los márgenes arrebatandoles la suya. Tratar de romper con todos los prejuicios existentes en nuestra sociedad acerca de las personas sin hogar. También, nos gustaría pedir que entre todos y todas pudiéramos hacer frente a esta brecha, existente en nuestra sociedad, en cuanto la atención sanitaria que tienen personas en situación de calle, incluyendo dentro de la misma la necesidad del abordaje y tratamiento de los trastornos mentales graves.
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